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Artículo de opinión ·

El desarrollo de la Biotecnología en el mundo avanza a pasos agigantados, las revistas científicas reportan resultados de investigaciones biotecnológicas con aplicaciones en diversos campos. Sin embargo, se ha estimado que sólo una de cada 5.000 a 10.000 innovaciones atraviesa el largo camino desde los hallazgos iniciales hasta la comercialización del producto [1].

La gran brecha y las dificultades que debe sortear una tecnología para avanzar desde la fase de demostración de prototipo tecnológico funcional hasta la fase de comercialización real en la industria es lo que se conoce como el “Valle de la Muerte”.

El Valle de la Muerte, aunque parezca el título de una película de Hollywood, ocurre cuando el desarrollador de una tecnología en particular ha demostrado con éxito la eficacia de la tecnología, pero no puede obtener financiamiento para el proceso de ampliación y fabricación.

Para comprender mejor este concepto debemos apoyarnos en los niveles de madurez tecnológica, más conocidos por sus siglas inglesas TRLs: Technology Readiness Levels. Los TRLs a pesar de haber sido creado para establecer el grado de madurez tecnológica de determinadas tecnologías, han sido adaptados para otros usos. Particularmente sirven para identificar la correspondencia de las actividades de I+D+i con las diferentes etapas del desarrollo tecnológico [2].

  • TRL 1: Principios básicos observados y reportados.
  • TRL 2: Concepto y/o aplicación tecnológica formulada.
  • TRL 3: Función crítica analítica y experimental y/o prueba de concepto característica.
  • TRL 4: Validación de componente y/o disposición de los mismos en entorno de laboratorio.
  • TRL 5: Validación de componente y/o disposición de los mismos en un entorno relevante.
  • TRL 6: Modelo de sistema o subsistema o demostración de prototipo en un entorno relevante
  • TRL 7: Demostración de sistema o prototipo en un entorno real.
  • TRL 8: Sistema completo y certificado a través de pruebas y demostraciones.
  • TRL 9: Sistema probado con éxito en entorno real.

La investigación académica se desarrolla entre los TRL 1 a 3, generalmente se centra en la investigación fundamental impulsada por la curiosidad, la necesidad de enseñar, realizar investigaciones, escribir artículos y financiar sus esfuerzos. Mientras que la industria generalmente cubre los TRL 8 y 9, donde se centra en evaluar las tasas de producción, rendimientos y títulos comercializables que permitan un modelo de negocio competitivo a partir de dicha tecnología.

En el medio están los TRL 4 a 7. La academia los considera a menudo que aquí la investigación es demasiado aplicada para la financiación académica, requiere que se restrinjan las publicaciones y se avance en protección del desarrollo mediante registros o patentes. Mientras que el sector industrial o privado no quiere invertir capital porque la tecnología aún no se ha implementado o considera que es demasiado arriesgado financiarlo para su implementación en el mercado [3]. Esto hace que exista una brecha que no todos logran sortear con éxito.

Para los académicos la trayectoria cuesta tiempo y recursos valiosos que prefieren invertir en nuevas investigaciones porque las recompensas son muy limitadas y el riesgo de fracaso es demasiado alto [4]. Además, existe la presión constante en el mundo académico para publicar rápidamente o arriesgarse a que sus investigaciones queden desactualizadas. Aunque esto parece bastante sencillo, las implicaciones son de gran alcance.

Son muchos los factores que se deben tener en cuenta para garantizar que una I+D+i atraviese el Valle de la Muerte hasta la comercialización, estos factores deben considerarse desde el principio. Solo mencionaré el factor que considero más importante para aumentar las probabilidades de tener éxito en el intento, la comunicación entre la industria y la academia.

Se requiere que la industria y la academia busquen espacios de encuentro donde la academia muestre sus capacidades de I+D+i y la industria muestre sus problemas o necesidades de innovación sin dejar de lado los requerimientos de implementación. Con ayuda de la Biotecnología se han desarrollado innumerables innovaciones en el desarrollo de microorganismos con mayor capacidad de producir metabolitos de interés, sin embargo, su implementación sucumbe ante los requerimientos de la producción industrial.

Muchas instituciones académicas y entidades gubernamentales ahora brindan ayuda mediante oficinas de transferencia de resultados de investigación (OTRI), oficinas de patentes, asesores, apoyo para la creación de Star-ups y Spin-Off y financiamiento por medio de proyectos para aumentar el TLR de una tecnología o desarrollo, lo que puede interpretarse como puente sobre el Valle de la Muerte que se debe aprovechar. En especial las empresas de base tecnológica cuando están integradas en ecosistemas de innovación adecuados pueden actuar como intermediarios activos entre la academia y la industria para establecer, perfeccionar, desarrollar y financiar la innovación hasta su implementación de manera factible y viable.

En esta ocasión recomiendo la lectura del artículo “Navigating the Valley of Death: Perceptions of Industry and Academia on Production Platforms and Opportunities in Biotechnology” [5], que describe el Valle de la Muerte de la Biotecnología, mostrando algunas de las razones por las que la nueva tecnología no sobrevive al Valle de la Muerte y ejemplifica algunos casos en los que a pesar de contar con el respaldo de publicaciones científicas de desarrollos biotecnológicas en bioprocesos y biocatálisis estas no se han logrado implementar a nivel industrial.

Johannes Delgado Ospina

Ph.D. Ciencia de los Alimentos

Coordinador de la Maestría en Ingeniería: Biotecnología

Universidad de San Buenaventura Cali

Referencias

1.           Schoonmaker, M.; Carayannis, E.; Rau, P. The role of marketing activities in the fuzzy front end of innovation: A study of the biotech industry. J. Technol. Transf. 2013, 38, 850–872, doi:10.1007/s10961-012-9296-1.

2.           Colciencias. Política Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación N° 1602: Actores del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.; Colombia, 2016; p. 27;.

3.           Baglieri, D.; Baldi, F.; Tucci, C.L. University technology transfer office business models: One size does not fit all. Technovation 2018, 7677, 51–63, doi:10.1016/j.technovation.2018.05.003.

4.           de Lorenzo, V.; Couto, J. The important versus the exciting: reining contradictions in contemporary biotechnology. Microb. Biotechnol. 2019, 12, 32–34, doi:10.1111/1751-7915.13348.

5.           Kampers, L.F.C.; Asin-Garcia, E.; Schaap, P.J.; Wagemakers, A.; Martins dos Santos, V.A.P. Navigating the Valley of Death: Perceptions of Industry and Academia on Production Platforms and Opportunities in Biotechnology. EFB Bioeconomy J. 2022, 2, 100033, doi:10.1016/j.bioeco.2022.100033.

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