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Artículo de opinión ·

En América Latina, trabajar más de 48 horas semanales es casi una norma para millones; sin embargo, esto no siempre se traduce en mayores resultados. El cansancio acumulado, la presión constante y la exigencia de rendir todo el tiempo tienen un costo real: la salud física y mental de los trabajadores, y muchas veces, también la calidad del trabajo.

Creer que más horas laboradas equivalen a una mejor productividad es un mito ampliamente difundido que necesitamos replantear.

En países como Colombia, México y Perú, las jornadas laborales se mantienen entre 44 y 48 horas semanales, pese a que organismos como la OIT y la OMS recomiendan reducciones considerables. Esto responde a un legado industrial del siglo XX que aún define cómo entendemos el trabajo: más tiempo, más valor.

Trabajar más de 55 horas por semana eleva el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares, así lo advierten la OIT y la OMS. Además, un estudio reciente del portal Boomerang reportó niveles de estrés crónico de hasta 91 % en trabajadores argentinos y 89 % en chilenos. El mensaje es claro: más horas no son sinónimo de mejor desempeño, sino de desgaste.

Experiencias en Alemania y Reino Unido con semanas laborales de cuatro días (sin reducir salario) reportan menos ausentismo, más motivación y un ligero incremento en la productividad. Estos casos revelan que, si se implementa de forma progresiva y sectorial, la reducción salarial no es necesaria y sí beneficiosa.

Es comprensible que algunos sectores (como comercio o agricultura) teman impactos negativos. No obstante, la evidencia sugiere que un enfoque gradual y contextualizado —respetando las condiciones de cada ámbito— puede minimizar riesgos operativos y mejorar la calidad de vida de los trabajadores.

El exceso laboral debe dejar de verse como un símbolo de esfuerzo y comenzar a ser comprendido como una práctica poco sostenible. Si queremos sociedades más sanas, productivas y equilibradas, es imprescindible repensar la relación entre productividad y bienestar.

Reducir las jornadas laborales no implica necesariamente perder productividad. Por el contrario, muchas empresas latinoamericanas podrían mejorar sus resultados si implementan herramientas propias de la ingeniería industrial como la gestión de procesos, la optimización de recursos, el análisis de tiempos y movimientos, y la simulación de escenarios. Estas herramientas permiten rediseñar operaciones, identificar cuellos de botella, mejorar la asignación de tareas y reducir el desperdicio de tiempo y esfuerzo. Desde el programa de Ingeniería Industrial de la Universidad de San Buenaventura Cali, formamos profesionales capaces de transformar las organizaciones con soluciones técnicas y estratégicas que incrementan la eficiencia sin sacrificar el bienestar del equipo humano. Apostar por la ingeniería industrial es apostar por procesos más sostenibles, inteligentes y rentables.

Mario Fernando Acosta Rios

Docente

Fuentes consultadas

Organización Internacional del Trabajo (OIT). (2021). Long working hours increasing deaths from heart disease and stroke: WHO, ILO.

https://www.ilo.org

Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Average annual hours actually worked per worker.

https://data.oecd.org/emp/hours-worked.htm

Boomerang (2024). Encuesta sobre estrés laboral crónico en América Latina.

DW en español “¿Por qué se trabaja 60 horas o más a la semana en América Latina?”

https://www.youtube.com/watch?v=Ino898yf_Ng Universidad de Münster (2023). Estudio piloto sobre jornada laboral de 4 días en Alemania (citada en medios como Deutsche Welle y The Guardian).

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