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Artículo de opinión ·

En la acelerada carrera de la vida moderna, el distrés laboral se ha convertido en una constante para muchos trabajadores en todo el mundo. Término que se utiliza para describir un tipo de estrés dañino o perjudicial para la salud, que se manifiesta como una afectación en el metabolismo fisiológico y alteraciones de tipo cognitivo, emocional y conductual. La respuesta surge a partir de la percepción de amenaza producida por el desbalance entre las demandas o exigencias de una situación específica versus los recursos personales disponibles para afrontarlas. Se diferencia del eustrés, considerado un estrés positivo, en que las situaciones son evaluadas no como amenazas sino como retos o desafíos lo que genera un tipo de respuesta distinta.

El distrés puede ser abrumador y perjudicial para el bienestar general. En la frenética danza del mundo laboral actual, el distrés se ha convertido en un compañero constante y cotidiano en las dinámicas que se suscitan en el trabajo, a tal punto que cuando no se experimenta se extraña. Es el causante de varias patologías silenciosas que gradualmente se van haciendo manifiestas a través de síntomas y signos que se camuflan entre criterios diagnósticos de diversas enfermedades de origen común y que van gradualmente afectando la salud y calidad de vida de los trabajadores. Este fenómeno, que afecta tanto a empleados como a empleadores, ha sido objeto de numerosos estudios y debates que se han desbordado vertiginosamente desde los años 80 y desde esa época las patologías conocidas como derivadas del distrés sigue en aumento en las clasificaciones internacionales de enfermedades derivadas del trabajo.

El distrés ocupacional, es una realidad que ha llevado a la emergencia de fenómenos como el Síndrome de Karo Jisatsu, una de sus máximas manifestaciones, donde las condiciones de trabajo son tan abrumadoras que no le dan mas opción al trabajador que quitarse la vida ante las presiones y el exceso de responsabilidades. El “suicidio inducido por el trabajo” aparece por primera vez descrito en el contexto de la cultura japonesa y tímidamente se ha ido posicionando en diversos rincones del mundo, como uno de los fenómenos que ha ido tomando fuerza en concordancia con un entorno laboral donde cada vez más las tensiones del mundo laboral crecen.

El Síndrome de Karo Jisatsu revela una realidad preocupante: el impacto devastador que puede tener el distrés laboral crónico en la salud mental de los individuos. Las largas horas de trabajo, las demandas excesivas, la falta de apoyo, la ausencia de armonía entre la vida laboral y personal y la sensación de estar atrapado en un ciclo interminable de presión pueden llevar a sentimientos de desesperación y desesperanza que, en casos extremos, conducen a la peor decisión sobre sus vidas.

El Japón contemporáneo, caracterizado por su cultura excesivamente disciplinada y rígida, con una adoración extrema por el trabajo, y por consiguiente, obsesiva con el rendimiento y desempeño, ha sido el principal epicentro de este fenómeno. Con el transcurrir de los años, se han comenzado a registrar casos en Corea del Sur, China, Estados Unidos, Inglaterra, Francia y varios países europeos.

Aunque puede que no haya estadísticas específicas sobre el “Karo Jisatsu” en países distintos a Japón, es importante reconocer que el suicidio relacionado con el distrés laboral es un problema global que puede afectar a trabajadores en diferentes partes del mundo.

Es muy probable que, en Colombia, el Karo Jisatsu sea un síndrome que ya haya tenido sus manifestaciones a lo largo de la historia, suicidios posiblemente atribuidos a causas personales mas no laborales y que correspondan a eventos silenciados y poco divulgados. Recientemente, el suicidio del teniente coronel Oscar Dávila, cuyas labores como policía se vieron afectadas por el escándalo con las interceptaciones ilegales en el gobierno colombiano, el caso de Catalina Gutiérrez, residente de medicina de la Universidad Javeriana, quien menciona los supuestos y constantes maltratos y precariedades por parte de los docentes y jefes de las unidades, Carlos Eduardo Martínez, gerente legal de un prestigioso banco, quien se lanza desde el piso del edificio sede del banco en plena jornada laboral y que actualmente se encuentra en investigaciones.

El Síndrome de Karo Jisatsu, aunque puede ser más prominente en ciertas culturas laborales, es un recordatorio impactante de los peligros del distrés laboral desenfrenado en todas las sociedades. Su prevención y mitigación requieren un esfuerzo conjunto y comprometido de empleadores, gobiernos, organizaciones laborales y trabajadores individuales. Solo a través de un enfoque colectivo podemos prevenir la tragedia del suicidio relacionado con el trabajo y construir entornos laborales más saludables y sostenibles para todos. Esto destaca la importancia de abordar el distrés laboral y promover entornos de trabajo saludables en todas las sociedades.

PS. Octavio Orozco M.S.O

Docente del Programa de Psicología

Coordinador Especialización en Psicología de la Salud Ocupacional

Director Programa Nuevo Maestría en Gestión de Riesgos Psicosociales en la Salud Ocupacional

Facultad de Ciencias Humanas y Sociales Universidad de San Buenaventura Cali

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