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Artículo de opinión ·

Colombia es una sociedad que normaliza sus necesidades al punto de convertirlas en realidades de las que todos hablan, pero que pocos gestionan. A modo de ejemplo, podríamos revisar la crisis de agua potable de la que ha sido protagonista el Departamento de la Guajira, desde su creación (año1963). A pesar de que esta problemática sea un secreto a voces y varios agentes del Estado han prometido atenderla, la realidad es que sólo hasta febrero del año 2024 se empieza a gestar una posible solución, que no proviene exclusivamente del Estado como responsable de garantizar sus fines esenciales.

A diferencia de los años acumulados que tiene la problemática de la Guajira, apenas en el año 2023 se creó la alianza  público- privada  denominada “misión la Guajira”, que tiene como propósito encontrar soluciones estructurales y sostenibles de agua y energía para esta comunidad. Por su parte, en lo que lleva corrido el 2024, la Empresa privada ha informado que las condiciones están dadas para que varias comunidades del Departamento tengan agua potable, pero además ha reconoció el esfuerzo e intervención del Estado y la academia en este plan estratégico, que busca entre otras, cerrar las brechas de desigualdad, que tanto conocemos y otros padecen.

Lo anterior no quiere decir otra cosa que, cuando nos unimos en favor de un mismo propósito los resultados se dan y no es por arte de magia, sino por arte de unión que pueden ser aplicables a cualquier problemática y de cualquier dimensión.

Es por ello, que unir la Empresa privada, el Sector Público y la academia, es un asunto prioritario que debe estar presente en las agendas de todos los actores sociales, porque si reflexionamos en ese punto de encuentro, todos somos participes de uno o varios de estos ejes capaces de transformar realidades y exhortar a la construcción de un mejor tejido social.  

Quienes estamos inmersos en el ámbito de la academia, comprendemos que su esencia va mucho más allá de la práctica y la enseñanza de conocimientos, sabemos de la perentoria necesidad de contribuir a la formación integral de ciudadanos que serán nuestro relevo generacional y desde el Sector Público o Privado tomarán el lugar y las decisiones que definan el rumbo de muchos asuntos de alto impacto.

Así las cosas, pensarse la Empresa privada, el Sector Público y la academia de manera aislada, es renunciar a la capacidad de trabajo de las más altas calidades y con logros demostrables, aplicados  y significativos.

Finalizo extendiendo la invitación a sumarnos, a contribuir desde nuestros esfuerzos y de saberes, a construir esa triada perfecta, estamos inmersos en una sociedad ávida de esperanza y estoy segura de que ningún aporte es pequeño, por el contrario, la suma de lo que creemos que no es necesario, puede ser el ejemplo que conduzca o  la fuerza que inspire.

Maria del Pilar Muñoz Mejía

Magister en Derecho Empresarial

Especialista en Derecho del Trabajo

Docente TC- Asistente. Programa de Derecho

Universidad San Buenaventura Cali

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