sábado, 5 de octubre de 2024
·disenador_web
Desde el ámbito productivo, la automatización podría ser entendida como aquel mecanismo que permite cumplir una tarea sin intervención humana. En ese sentido, los avances tecnológicos como la inteligencia artificial y la robótica han transformado de manera significativa la manera en que este ejercicio se desarrolla generando cambios a través de incrementos en la productividad y transformando rápidamente, las características de los mercados como el laboral en nuestro país y el mundo.
Por una parte, es necesario resaltar las ventajas que esta dinámica genera en el contexto bajo el que opera. Aumentos en la productividad, reducción de costos principalmente operativos que permite fijar precios más competitivos, mejoras en la calidad al actuar con mayor precisión y disminuir posibles errores, creación de nuevos empleos y mejoras en términos de innovación y competitividad son algunos de los beneficios que se pueden obtener de este ejercicio.
Como contraparte, tenemos el desplazamiento laboral que no logra ser compensado por la creación de empleos, exacerbación de la desigualdad social ya que las habilidades que poseemos en estas áreas son diferentes y el mercado en este caso, valorará mejor aquellas personas cuyas habilidades estén en línea con lo que la automatización requiere, impacto en sectores tradicionales de nuestra economía como la agricultura que puede estar orientado hacia la destrucción de empleos y altos niveles de dependencia tecnológica que comprometen no solo nuestra balanza comercial, históricamente deficitaria sino también es una alternativa, nuestra estabilidad macroeconómica en el largo plazo.
En el año 2023, Fedesarrollo publicó el documento de discusión titulado “COVID-19 y Riesgo de automatización en el mercado laboral de los países andinos” cuyo propósito era estudiar los impactos de la pandemia de COVID-19 en el mercado laboral países de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Entre los hallazgos se puede destacar el impacto negativo de este suceso en el mercado laboral para los jóvenes y mujeres ampliando aún más, las brechas existentes y la identificación de las profesiones con menor y mayor tendencia hacia la automatización.
En el primer grupo se pueden encontrar las actividades que requieran en mayor medida altos niveles de creatividad, capacidad de entender y manejar las relaciones interpersonales y manipulación física. Son parte de este segmento profesiones como psicólogos, artistas, profesores y trabajadores del sector de la construcción, entre otros. El segundo grupo se orienta hacia tareas manuales repetitivas que no requieren demasiada inteligencia emocional o un nivel de detalle manual; forman parte de este grupo actividades de la industria manufacturera, limpieza, agricultura y telemarketing, entre otros.
Para el caso colombiano, lo anterior implica que seis de cada diez empleos en nuestro país, está en riesgo de automatización según el comunicado de prensa del 4 de marzo del presente año emitido por Fedesarrollo. Seis personas cuyas tareas podrían ser desarrolladas por máquinas, seis personas que difícilmente podrán conseguir enganche en otras actividades económicas dada su experticia, seis personas que difícilmente podrán generar ingresos para satisfacer sus necesidades básicas y las de sus familias, ahora bien nosotros como país ¿nos estamos preparando para afrontar esta situación y disminuir los posibles impactos? Desde la academia ¿estamos respondiendo de manera integral con nuestros planes de estudio a estas nuevas demandas del mercado laboral? … tiempo al tiempo.
Fuentes:
Fedesarrollo (2024). “Seis de cada diez empleos en Colombia están en riesgo de automatización: Fedesarrollo”. Bogotá
Mejía, L. F., & Pabón, C. (2023). COVID-19 y riesgo de automatización en el mercado laboral de los países andinos.
Jennifer Noreña Serna
Docente-Investigadora de la Escuela de Gobierno de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Universidad de San Buenaventura, Colombia, Economista, Magister en Políticas Públicas